Agricultores de Maramures (Rumania)
En
un valle tranquilo y apartado de Maramureş, justo cuando el sol del atardecer
tiñe el cielo de colores azules, dos hombres vuelven de los campos sobre un
viejo carro de madera lleno de herramientas. Un caballo robusto, con paso
lento, pero decidido, hace repicar las herraduras contra el suelo mientras tira
del trasto. Conversan en voz baja, compartiendo pensamientos y algún chisme.
Sus rostros están impregnados de cansancio, pero también de satisfacción por el
esfuerzo del trabajo realizado. A lo largo del camino, saludan con la cabeza a
los vecinos que aún trabajan en los campos o que ya descansan tranquilamente en
los porches de casa. He aquí la simplicidad de la vida rural, donde trabajar la
tierra es la esencia de la comunidad, y donde el esfuerzo se ve recompensado de
vez en cuando con una generosa cosecha.
“ En Europa del Este, el 65% de los cultivos se dedican a la agricultura extensiva
— Oficina de Estadística de la Unión Europea
Castilla
está conformada por vastas llanuras de cultivo donde se siembra principalmente
trigo y otros cereales, que se adaptan bien a las características de la región.
A nivel mundial, la agricultura extensiva ocupa aproximadamente el 75% de la
superficie agrícola, sobre todo en áreas amplias y poblaciones dispersas. Los
sistemas extensivos utilizan grandes extensiones de terreno para cultivar y
dependen en gran medida de las condiciones naturales del medio como el clima o
la calidad del suelo. En comparación con los sistemas intensivos, los
agricultores utilizan hasta un 50% menos de fertilizantes o pesticidas,
utilizando técnicas que no requieren grandes inversiones ni maquinaria costosa.
En algunos lugares, todavía se practican técnicas tradicionales heredadas de
los primeros agricultores y que se han transmitido de generación en generación.
“ La agricultura extensiva produce el 80% de los cultivos clave como el trigo o el arroz
— Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
Aunque
es más sostenible que la agricultura intensiva, la baja productividad de los
cultivos limita la capacidad de satisfacer las necesidades alimentarias de
grandes poblaciones; en algunos lugares, la necesidad de tierras comporta la
deforestación del territorio. Por su parte, la dependencia de las condiciones
naturales hace que los cultivos sean más vulnerables a sufrir los efectos de
las sequías, inundaciones u otros fenómenos climáticos extremos. En un contexto
de demanda cerciente y de cambio climático, el equilibrio entre la
sostenibilidad y el uso eficiente de los recursos como la tierra es cada vez
más importante para garantizar la seguridad alimentaria de la población, sin
poner en peligro la conservación del medio.