Envuelto en harapos, un sin techo da un cabezazo en el interior de un campamento de trastos que hace tiempo se ha convertido en su casa. Sus pertenencias, esparcidas alrededor, son pocas pero valiosas. En una mochila rasgada guarda las más preciadas. Los zapatos, desgastados por el día a día a la intemperie, reposan a su lado. Colgada en la pared hay una fotografía arrugada que le recuerda que, tiempo atrás, la vida le trataba mejor. El resto, latas de comida en conserva, mantas, chatarra... revelan la precaria naturaleza de su refugio. A medida que el sueño se hace profundo, el sonido distante del tráfico y la conversación ocasional de los peatones se alejan. La ciudad entera podría pasar por su lado en la más completa indiferencia. He aquí la fragilidad de la existencia en medio de un mundo que se mueve demasiado rápido para prestar atención a los que viven en la sombra.
“ El mundo no sobrevivirá mucho más tiempo cautivo de la humanidad
— Daniel Quinn
Las desigualdades son realidades complejas que abarcan distintos ámbitos de la vida de las personas. Algunos colectivos vulnerables viven sin protección social, sin acceso a puestos de trabajo ni viviendas dignas, o expuestos a una dieta alimentaria insuficiente. Millones de personas en todo el mundo no disponen de servicios básicos como agua potable o atención médica. Las mujeres se enfrentan a desigualdades de género en muchos aspectos de su vida, incluyendo los derechos reproductivos y la participación en la toma de decisiones. UNICEF estima que casi el 10% de los niños en edad de asistir a la escuela no tienen acceso a educación, lo que limita sus perspectivas laborales. La raza, el origen étnico, la religión o la discapacidad también son factores que condicionan el acceso a las oportunidades, manteniendo a las personas en ciclos de pobreza intergeneracionales.
“ El 1% más rico de la población mundial posee el 45% de la riqueza
— Credit Suisse Global Wealth Report
Las desigualdades son el resultado de diversas causas interrelacionadas, siendo la dificultad de acceso a una alimentación sana y equilibrada uno de sus indicadores más importantes. Por un lado, el sistema económico global favorece a las economías desarrolladas y deja atrás las más vulnerables, creando desequilibrios entre países, y también en su interior. Por otra parte, la disponibilidad de recursos naturales como tierras, agua o materias primas son factores que condicionan la capacidad de muchos territorios de proporcionar alimentos a su población. El cambio climático, la degradación del medio ambiente o los desastres naturales son también factores limitantes, especialmente en los países en desarrollo, que son los más vulnerables y, a la vez, los más afectados por los fenómenos climatológicos extremos. Las desigualdades, en cualquiera de sus formas, a menudo desencadenan inestabilidad política y conflictos armados, que son factores que amplifican la pobreza y generan nuevas desigualdades.