Un grupo de voluntarios ordena los alimentos recién descargados en el almacén de Distribución Solidaria de Alimentos (DISA), una entidad de iniciativa social barcelonesa dedicada a proporcionar alimentos a personas de la ciudad en situación de vulnerabilidad. El hambre no es exclusivo de los países pobres, sino que también afecta a los países desarrollados, especialmente a las grandes ciudades, lo que se ve agravado por el crecimiento de los precios en épocas de crisis como la actual. En la región de Barcelona, uno de cada tres habitantes vive en situación de exclusión social y entidades como DISA son cada vez más necesarias para garantizar a la población vulnerable una dieta completa y saludable. La mayor parte de los alimentos que DISA distribuye proviene de donaciones de empresas y particulares, de campañas de recogida y de la Fundación del Banco de Alimentos.
“ El 2022, el Banco de los Alimentos de Barcelona
distribuyó 20.953 toneladas de alimentos,
la mitad, alimentos recuperados
— Memoria 2022 del BdA
A escala global, un tercio de los alimentos producidos se desperdicia. Más de la mitad del desperdicio se produce en los supermercados, en los restaurantes y en los hogares. Recuperar los excedentes alimentarios aptos para el consumo y luchar contra la pobreza alimentaria es uno de los objetivos de la Agenda 2030. En un contexto de creciente desigualdad, el compromiso de los consumidores y de las entidades a la hora de reducir el desperdicio y de distribuir los alimentos recuperados entre las personas en situación de precariedad son muy importantes. Consumir con responsabilidad significa consumir de forma sostenible, pero también de manera solidaria.