En un mercado bullicioso en el corazón del Amazonas, una mujer con voz enérgica trata de atraer la atención de los compradores. Justo en frente, en un mostrador de madera maciza, hay un botín de tortugas de varias especies apiladas unas sobre otras, configurando una escena impactante para quien no está acostumbrado a ello. La venta de tortugas para el consumo es una práctica controvertida y en muchos sitios está prohibida, pero en la Amazonía, cualquier bestia con algo de carne puede acabar en el fondo de la cazuela. El escenario, aunque vibrante y lleno de vida, revela también la complejidad de los desafíos ambientales que enfrenta una de las regiones más biodiversas y, a la vez, más amenazadas del mundo. Las tensiones entre la sostenibilidad y la tradición cultural, entre la necesidad y la preservación del entorno no siempre son fáciles de compaginar.
“ Las poblaciones de mamíferos, pájaros, peces, reptiles y anfibios
han disminuido un 68% a escala mundial desde 1970
— World Wildlife Fund
La biodiversidad es imprescindible para mantener el
equilibrio de los ecosistemas. Las especies realizan funciones esenciales como
la polinización de plantas, la descomposición de materia orgánica o la
purificación del agua y el aire. La diversidad de especies también proporciona
muchos beneficios para los humanos. Cerca de 1.600 millones de personas
dependen de los bosques para sobrevivir, incluidos 70 millones de personas
indígenas. Muchas especies contienen compuestos con propiedades medicinales y
son una importante fuente de medicamentos y terapias para la salud. La
biodiversidad también proporciona una base genética diversa para la producción
de alimentos, garantizando la seguridad alimentaria de la población mundial,
entre otras muchas contribuciones que sustentan la vida de la humanidad.
A pesar de los evidentes beneficios, el crecimiento
industrial, la deforestación, la agricultura intensiva, la contaminación o la
sobreexplotación de recursos naturales, entre una larga lista de impactos,
provocan graves daños a la biodiversidad, muchas veces de forma irreversible.
El planeta ha sufrido ya extinciones masivas en otras ocasiones, pero el ritmo
de extinción actual es entre 100 y 1000 veces más acelerado de lo que sería
habitual en condiciones naturales. La desaparición de especies tiene efectos
negativos para los ecosistemas, provocando desequilibrios entre predadores y
presas pero también para las comunidades que dependen de los recursos naturales
como medio de subsistencia.
“ El 24% de las especies animales y vegetales conocidas están en peligro de extinción
—Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza