El sector alimentario ha abierto sus puertas a un comercio de alimentos masivo, generando un impacto significativo en la forma en que se producen, distribuyen y consumen los alimentos en todo el mundo. Esto ha permitido a los consumidores disfrutar de una mayor variedad de alimentos, incluidos aquellos que no se pueden producir localmente debido a condiciones climáticas u otros factores, pero también ha generado preocupaciones sobre la seguridad alimentaria. Las cadenas de aprovisionamiento globales aumentan el riesgo de brotes de epidemias alimentarias; una incidencia en una parte de la cadena puede tener ramificaciones a nivel mundial. Por ello, las políticas y normativas fitosanitarias y de seguridad alimentaria tienen un impacto significativo en el comercio de alimentos. Es el caso de La Red Line, una valla de exclusión veterinaria que separa los territorios del norte y del sur de Namibia.
“ La Red Line fue creada en 1896 para contener un brote de peste bovina; hoy en día, la restricción sigue vigente
— Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
La La Red Line fue creada en 1896 por la administración colonial alemana con el objetivo de contener un brote de peste bovina detectado en el norte de la colonia. En 1907, el Reichstag de Berlín la convirtió en un límite político y restringió el paso entre las dos zonas no sólo para los animales, sino también para las personas. Durante el apartheid, también sirvió para facilitar el control y las restricciones de movimiento.
En
el sur de la Red Line hay granjas donde los ganaderos, en su mayoría blancos,
son propietarios de la tierra y mantienen su ganado cerrado, aislado y
protegido. En el norte de la línea, en cambio, las tierras son comunales y
explotadas mayoritariamente por agricultores negros, y es común que el ganado
se mezcle entre sí. Los agricultores del sur están autorizados a vender su
carne sin restricciones, mientras que la carne producida en el norte no puede
venderse en el extranjero. Incluso, para acceder a los propios mercados
internos, deben estar en cuarentena durante veintiún días, lo que incrementa su
coste de comercialización y crea un agravio comparativo entre productores
dentro del mismo país.
Hoy
en día estas restricciones son controvertidas. Desde la independencia de
Namibia en los años noventa, el gobierno lucha por eliminarlas y favorecer la
prosperidad de las regiones del norte. Dado que esta línea ha estado
históricamente vinculada a cuestiones políticas, el gobierno ha propuesto
desplazarla a la frontera angoleña. Esto hace que algunos granjeros que ahora
están en el sur temen que las enfermedades se extiendan a zonas no infectadas,
aunque hay zonas del norte que no han tenido brotes en más de treinta años.