La lluvia cae sin tregua y crea una cortina de agua que se derrite con las olas ocultando el horizonte. Al golpear la superficie del mar, las gotas ahogan el sonido del motor de una decena de barcos que faenan bajo las nubes grises y una espesa niebla que pesa sobre las cubiertas. Los cascos de madera de las naves se retuercen y crujen mientras capean las idas y venidas del temporal. Los pescadores, protegidos con sombreros e impermeables, se aferran a los pasamanos, pero no dejan de trabajar, tirando las redes al agua y recogiéndolas en un movimiento coral y coordinado. Los peces saltan en el interior de las redes antes de ser cuidadosamente separados y almacenados en bodegas. Pese a las inclemencias, los pescadores perseveran incansablemente, en una muestra de determinación y resiliencia en medio de las inclemencias del tiempo.
“ El 33.1% de las poblaciones de peces comerciales del mundo
están sobreexplotadas o agotadas
— Organización de les Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
La cantidad de pescado que se extrae del mar se ha multiplicado por cinco en los últimos 50 años. Los océanos se explotan con técnicas poco selectivas y un gran volumen de capturas se rechaza, ya sea por su reducido o nulo valor comercial, o por no formar parte de las especies objetivo de las flotas. Se calcula que por cada kg de gambas se desechan alrededor de 9 kg de pez capturado accidentalmente.
“ Un tercio de las grandes pesquerías de todo el mundo sufre los efectos de la sobrepesca
— Organización de les Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
En
Europa, el 66% de los hábitats marinos están en mal estado de conservación.
Este deterioro de las aguas costeras a causa de la sobrepesca, del cambio
climático, de la contaminación o de la acidificación de los océanos, tiene un
impacto adverso para los ecosistemas y para las comunidades humanas que
dependen de ellos. Para garantizar que los recursos pesqueros sigan siendo
accesibles, los expertos concluyen que es necesario reglamentar el sector,
fomentando la pesca sostenible y poniendo fin a la pesca excesiva, a la pesca
ilegal y a las prácticas pesqueras destructivas.
La Posidonia oceánica es una planta marina endémica de las aguas mediterráneas. Crece entre la superficie y los 40 metros de profundidad, en función de la transparencia de las aguas, y juega un papel muy importante para los ecosistemas, ya que con sus raíces fija los sedimentos en el fondo marino y crea importantes zonas de producción de oxígeno, de cría y de refugio para muchas especies animales. Pese a cubrir sólo alrededor del 0,1% de la superficie del Mediterráneo, las praderas de Posidonia son el hogar del 10% de las especies marinas de la región: se calcula que más de 400 especies de vegetales y 1.000 animales viven en ellas. Por otro lado, son grandes filtradoras, colaborando en mantener el agua limpia y transparente. A pesar de su importancia ecológica, muchas de estas praderas están amenazadas por especies invasoras como el alga Caulerpa, el cambio climático, la contaminación de las aguas - la Posidonia es una especie muy sensible a la contaminación - o por prácticas humanas poco respetuosas como el fondeo de embarcaciones y la pesca de arrastre.
“ El 20% de las praderas de Posidonia del Mediterráneo
han desaparecido en las dos últimas décadas
— World Wild Fund
Trabajando en las costas del Garraf (Cataluña)