Despilfarro: alimentos que no se consumen

Una fornera de Cuzco (Perú)

Una panadera de Cuzco (Perú)


En un horno de Cuzco, Amèlia observa las idas y venidas de la gente escondida detrás de las pilas pan, que todavía son grandes. Lleva el cabello oscuro recogido dentro de un sombrero y un delantal blanco impoluto que contrasta con la harina esparcida por el puesto de trabajo. A medida que el horno dora los panes, retira con mucho cuidado las bandejas y las coloca en los estantes de la trastienda para que se enfríen. Después, selecciona los panes más bonitos y los acomoda en la parte delantera del mostrador, a ojos de todos. La presentación es importante, dice. Hoy ya ha vendido algunos, y aún tiene que vender más, pero no los va a vender todos. Es raro el día en que alguien se lleva la última pieza. Al final de la jornada se lleva las piezas sobrantes y las reparte gratuitamente entre los vecinos de su calle. Y todo lo que no puede repartir, a veces mucho, a veces poco, lo tira. Nadie compra pan de un día para otro.


“ En los países desarrollados, una persona derrocha 115 kg de alimentos cada año

Organización de les Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura


Restaurant xinès de Sydney (Austràlia)

Restaurante chino en Sydney (Australia)


Cada año, un tercio de todos los alimentos producidos, equivalentes a 1.300 millones de toneladas, se estropea a lo largo de la cadena alimentaria, desde la producción, hasta el consumo final. Alrededor del 30% se pierde durante la cosecha, debido a prácticas inadecuadas o por carencia de infraestructuras de conservación. El 10% se pierde durante el transporte o la manipulación, y otro 10% se desperdicia en los supermercados y grandes superficies debido a factores como la fecha de caducidad o el aspecto estético. En los hoteles y restaurantes se desperdicia el 20%, y en los hogares, el 30% restante.

 

El derroche de alimentos supone miles de millones de euros en pérdidas para los productores, comerciantes y consumidores. También es responsable de generar impactos significativos para el medio natural: lanzar alimentos supone el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero y comporta un uso innecesario de recursos como agua, tierra, fertilizantes, pesticidas o energía. Pero este fenómeno no sólo representa un perjuicio económico o ambiental, sino también ético: más de 800 millones de personas en todo el mundo no pueden satisfacer sus necesidades nutricionales más básicas y sufren hambre. En nuestro país, numerosas instituciones y entidades, con la colaboración de voluntarios y la complicidad de los consumidores más sensibilizados, trabajan incansablemente para recuperar parte de estos alimentos derrochados y distribuirlos entre la población que los necesita.



Una fornera de Luang Prabang (Laos)

Mercats de Beijing (Xina)


Mercats de Beijing (Xina)

Una panadera de Luang Prabang (Laos)

Mercados de Beijing (China)


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